Tu espalda
pero déjame agarrarme a ella.
Desnuda, sencilla,
pero a la vez tan aferrada a mi.
Seguridad tal vez promovida
por el encanto de sus recobecos...
Tu piel me sabe tibia,
aún guarda el calor de las sábanas.
Será porque anoche les dimos motivos.
Guaréceme en tu pecho,
al compás de tu bombeo,
que suena enternecido
por tu respiración entrecortada.
No despiertes aún,... tenemos un par de horas más hasta mañana...
3 Comments:
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By Anónimo, at 13 noviembre, 2005 21:34
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By Anónimo, at 14 noviembre, 2005 11:59
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By Anónimo, at 14 noviembre, 2005 12:03
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