aguaceros

Si alguna vez quise desaparecer me metí bajo las sábanas, intentando que todo aquello que me rodeaba se esfumase la próxima vez que sacara la cabeza de mi refugio. Hace tiempo descubrí que por mucho que me empeñase no iba a desaparecer el planeta, ni siquiera podría intentar eso que una vez vi en una serie y siempre quedó en mi retina: cada vez que la chica juntaba sus manos el tiempo se paraba. Y yo ingenua perdida siempre me lo creía, y juntaba las palmas una y otra vez sin encontrar un reloj quieto. Pero los segunderos seguían su camino sin hacerme ni puñetero caso. Así que esta vez no me quedan más narices que enfrentarme a mis miedos, a mi soledad, a mi... vida. No deja de llover, pero como llueve sobre mojado, hoy duele un poco menos...