Curiosidades

A veces el vacío solo se rellena con aire, y la sensación de levedad aumenta progresivamente hasta ser únicamente átomos imperceptibles. Entonces se puede decr totamente que fluyes con la vida, que te dejas llevar por sus impulsos y que te sientes parte de ella.

La sensación de dispersión disminuye a medida que te haces consciente de tus propios fallos, de propia miseria, y definitivamente pasas del estado gaseoso al líquido de golpe.

A menudo me siento líquida, esparcida por mil rincones, desmenuzada en miles de gotas, plana, casi inexistente. Y noto que el frío del suelo se me queda marcado en los huesos y en el alma. Esa es la señal. Hay algo dentro de mi que me dice: "Marta, has tocado fondo". Y a partir de ahí, aparece en escena una pescadilla cuya única misión es morderse la cola. Y gira y gira desesperada porque no la encuentra. Y yo, sentada en el borde de la acera la miro mientras se me dibuja una pequeña sonrisa en la cara y pienso: " qué estúpida, no sabe que nunca logrará morderse la cola".

Entonces aparece un pato con un espejo atado a la espalda. Y se dedica a observar a mi lado a la pescadilla. Cuando ésta llega al límite de su agotamiento, tras días y meses de búsqueda sin descanso, el pato me mira, y comienza a tambalearse andando hacia ella. La pescadilla se gira, y consigue ver su objetivo. Y finalmente morderse la cola. El placer que debe sentir en ese momento debe ser similar a un orgasmo, digo yo. Pero como ella no entiende de esas cosas, diremos que se queda muy contenta. Desde fuera la escena resulta un tanto curiosa. Sin embargo, si la vida tuviera forma física, estaría a mi lado sentada en la acera. Diciéndome: ¿ves, incrédula? Por mucho que la situación se tambalee siempre la pescadilla conseguirá su fin, y éste, no depende ni de ti ni de mi, solamente del espejo y de los andares del pato.

Y yo, con cara de gilipollas, solo puedo pensar en salir del vicioso círculo en el que a veces sin querer me secuestro.