Es curioso como el sol puede hacer que broten de nuevo los esquejes que un día se volvieron mohosos con tanta lluvia interior. Unos días en Madrid. De repente vuelve el sol por estas tierras. Y en parte por mis adentros.

Entender que la vida no es cúmulo de días cuesta años de entendimiento, de paciencia y sobre todo de lucha constante. Ver cada día como una oportunidad más para levantarte y enseñarle al mundo que sigues ahí, pese a que todo se vuelva en tu contra, y te aceche algún nubarrón. Intentar sobrevivir en la gran urbe. Innecesariamente piensas que eres una pequeña hormiguita trabajando para "supervivir". Mirar al futuro a veces no es más que una forma de evitar ese presente que no nos satisface en absoluto y que precisamente no tenemos cojones de afrontar.

Y en medio de todo esto, te topas con un cielo lleno de nubes, un billete en el bolsillo, ganas de reencuentros y alguna penilla que otra por dentro, pero que se empequeñece a medida que el sol te pega en la cara. De alguna forma te dice: Abre los ojos. Y aunque te esfuerzas y retuerces los párpados es molesta y cegadora su luz. Pero a la vez te rellena vacíos interiores, haciendo más cálida tu existencia. Aportando ese bienestar interno que en días de lluvia tantos quebraderos de cabeza nos trae.

Llega la primavera... estaremos atentos entonces...

Music box: Sultana- Ojos de brujo